(Contiene Spoilers)
Esta semana he retomado la segunda temporada de Skins, que abandoné hace unos meses. La primera temporada de la serie me enamoró por sus personajes, su valentía al tocar temas tabúes evitando moralismos y su banda sonora. Cuando empecé la segunda temporada ya perdí el factor novedad y el personaje de Sketch me sacó completamente de la serie. Por eso creo que esta pausa me ha venido de perlas para reengancharme a las aventuras de esta pandilla de adolescentes.
Esta temporada da un giro tremendo a la tragedia, con embarazo, muertes y traiciones varias. Muchas menos fiestas que en la primera entrega y más preocupaciones por el futuro a medida que se acercan a un momento de sus vidas en el que tienen que tomar decisiones. En cierta medida todos los personajes alcanzan la madurez, y en algunos casos a marchas forzadas, como Jal o Tony - que supera su trágico accidente del final de la primera temporada. Otros como Chris o Cassie se resisten a dejar atrás la adolescencia hasta que la realidad los golpea.
El penúltimo capítulo, dedicado a Cassie, me parece una obra maestra escrita por Bryan Elsley y dirigida por Charles Martin. Desde el comienzo con la cámara fija en la cama de Chris hasta el final con Cassie corriendo por las calles de Nueva York, pasando por las escenas del baile en el examen y de la cena en la que se descubre el embarazo de Jal, o la transición entre continentes con tan sólo un desenfoque. El capítulo más redondo de lo que llevo visto de la serie, con una emotividad muy grande encauzada con el personaje de Cassie, para mí el más interesante.
Con esta temporada se cierra la historia de la primera generación de Skins y se abre la segunda, con Effy a la cabeza.