Esta tarde se disputa el primer gran partido del mundial de Sudáfrica, todo un clásico entre dos campeones del mundo: Alemania e Inglaterra. Los dos llegan con sensaciones opuestas. Los ingleses no han dado una buena imagen y han sudado para lograr su clasificación para esta ronda de octavos. Los alemanes desplegaron muy buen fútbol ante Australia pero la derrota ante Serbia desató dudas, sobre todo por la juventud de la mayorñia de sus jugadores (Özil, Müller o Marko Marin a la cabeza).
Este enfrentamiento llega antes que en otras ocasiones, pero no faltará la emoción y la rivalidad revivida del pasado. Inglaterra ganó su único mundial en suelo inglés derrotando a los germanos en la final en 1966. También en tierras británicas se disputó la Eurocopa de 1996 y ambas selecciones se cruzaron en semifinales, con victoria para Alemania en los penaltis. Curiosamente seis años antes los ingleses también salieron derrotados en la tanda de penaltis en otra semifinal contra Alemania. Era el mundial de Italia 90 y el documental One night in Turin relata la trayectoria del combinado dirigido en esa ocasión por Sir Bobby Robson.
Los ingleses llegaban a la cita mundialística con un entrenador muy cuestionado por los malos resultados conseguidos en los últimos años y con las mayores esperanzas puestas en un joven jugador con mucha calidad pero a la vez demasiado temperamental, Paul Gascoigne Gazza. Con un acento cerradísimo (lo que costaba entenderlo en el documental, por Dios santo) el de Newcastle condujo a los pross hasta las semifinales tras una fase inicial irregular y dejar en la cuneta en octavos a Bélgica y en cuartos a la gran sorpresa del campeonato: Camerún. La Alemania entrenada por Beckenbauer acabó en semifinales con la mejor trayectoria en un mundial de los ingleses desde 1966.
El documental de James Erskine glorifica hasta la saciedad los partidos con resúmenes intermibales, intranscendentes y entremezclados con reconstrucciones que al cuarto de hora ya cansan. Este tratamiento hace que el film sea lento y un tanto pesado, ya que además falla en su intento de vincular el estado del país (en las postrimerías del mandato de Thatcher) con la trayectoria de la selección y su retrato de los problemas de Inglaterra con los hooligans (sólo habían pasado cinco años de la tragedia de Heysel y los clubes ingleses aún estaban vetados en competicione seuropeas) es endeble y superficial. La guinda la pone el montaje musical tristón tras la fatídica tanda de penaltis con Nessun Dorma sonando de fondo. Será que no habrá más canciones en el mundo...
A pesar de todo ello, el documental gustará a los aficionados al fútbol porque siempre es gracioso volver a ver imágenes de antaño como Ruud Gullit y sus pintas o el balón etrusco (eso sí que era una pelota como Dios manda y no el Jabulani, que los jugadores nomás se quejan). Y hoy, en Bloemfontein se puede volver a repetir la historia de esa noche en Turín, cuando Inglaterra mereció pasar pero salió derrotada. Aunque esta vez pronostico que podría suceder al revés por lo visto hasta el momento. Alemania dominará, jugará bien, pondrá la calidad pero se llegará a los penaltis y...
Ya han subido fotos del mundial en esa fantástica página que es The Big Picture. No os las perdáis.