domingo, 11 de julio de 2010

LA FINAL DE HOWARD WEBB


Hoy no sólo disputan la final del mundial las selecciones de Holanda y España, sinó que también para el colegiado Howard Webb será su cénit profesional: arbitrar una final de un Mundial, y además el mismo año en el que ha pitado la final de la Champions League.

Desconozco si los directores del documental Kill the referee están grabando una segunda parte, pero si no fuese así estoy seguro que se estarán tirando de los pelos por la oportunidad perdida. El film seguía a algunos árbitros durante la disputa de la pasada Eurocopa de Austria y Suiza (la que ganó España) y enseña cómo viven la tensión, tanto ellos como sus familias. También vemos sus reacciones cuando los designan para los partidos importantes o cuando se equivocan y son reprendidos por su comité.

De entre las situaciones más curiosas podemos destacar la decepción de Mejuto González cuando es mandado para casa porque España ha pasado a las semifinales al ganar a Italia -precisamente el italiano Rossetti sería el que pitaría la final ante Alemania-, de manera que la posible alegría de la victoria de la selecciónd e su país se convierte en tristeza por haber perdido la última oportunidad en su carrera de arbitrar una final semejante. Para que vean, no todo depende de uno mismo sinó que también influyen factores externos.

 Pero indudablemente, el gran protagonista del documental es Howard Webb, porque encarna la cara más desagradecida de la profesión. En su debut en la Eurocopa dio por bueno un gol de Polonia en fuera de juego y en el tiempo de descuento del partido señaló un penalty riguroso en contra de los polacos. La segunda decisión recibió el apoyo del comité arbitral pero también las críticas desde Polonia. Unas críticas que escalaron hasta amenazas de muerte, comparaciones con Hitler e incluso el primer ministro realizó unas declaraciones en las que decía que le gustaría matar a Webb. Al final, el colegiado inglés se marchó para casa en los cuartos de final por culpa de su actuación en esos dos momentos puntuales del primer partido.

Ahora, dos años más tarde, le ha llegado la compensación por esa decepción que vivió al ser el árbitro elegido para dirigir la final del mundial. Por eso decía que o los directores del documental se frotan las manos o se tiran de los pelos, porque el de hoy es su final redondo, la redención de su protagonista, el auténtico clímax. Hoy no sólo españoles y holandeses vivirán con pasión un partido de fútbol, también habrá una familia inglesa que sufrirá y disfrutará con la actuación de su hijo, esposo, padre. Gracias a Kill the referee podemos enfocar más el lado humano del arbitraje, una profesión vilipendiada y que no deja nunca a nadie contento.  
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