Esta semana se ha demostrado que son malos tiempos para las nuevas series. Apenas he visto algún que otro piloto porque eran pocas las novedades que me atraían de entrada y opté por esperar a leer las opiniones de la blogosfera para elegir las que realmente valiesen la pena. De momento nada que haya leído me ha empujado a descargarme ninguna de estas series, así que agradezco de corazón el esfuerzo de blogueros como satrian que me han ahorrado mucho tiempo. La excepción a la hora de ponerme con los pilotos llega con las comedias. No es lo mismo desaprovechar 20 minutos que 40, así que me he atrevido esta semana a ver algunas que ya me imaginaba que no iban a gustarme. Y se cumplieron los pronósticos.
El hueco que han dejado The Big Bang Theory y Accidentally on Purpose en la parrilla de los lunes de la CBS lo ha ocupado Mike and Molly. Una comedia más de la factoría de Chuck Lorre, aunque no figura como creador ni tan siquiera creo que haya participado mucho. Mike es un policía obeso y Molly una maestra obesa que se conocen en una reunión de un grupo de apoyo de personas obesas. Mike tiene un compañero negro supuestamente graciosete y Molly tiene una madre y una hermana supuestamente graciosetas. Mike y Molly se gustan. Mike intenta pedirle una cita a Molly pero las circunstancias se interponen hasta que lo consigue al final del piloto. Estructura y ritmo rígidos de sitcom, risas enlatadas, un intento de humor transgresor y tan sólo uno o dos chistes graciosos que ya se me han olvidado. En definitiva, Mike and Molly es mediocre.
Mucho peor resultó ser el piloto de Shit my Dad Says, también de la CBS, que se emitió el jueves acompañando la vuelta de The Big Bang Theory. La adaptación de la cuenta de twitter de un jovenzuelo que publicaba lo que decía su cáustico padre es un truño en toda regla. De verdad que no sé a quién puede resultarle graciosa esta sitcom (parece sacada de los años 70) que interpreta William Shatner (sic). Su guión es tan previsible que llega a resultar insultante, igual que lo es escuchar las risas enlatadas en momentos que no me arrancan ni una sonrisa.
Más salvable fue el estreno de Outsourced, comedia de la NBC que ocupa el espacio dejado por Parks and Recreation hasta que ésta regrese. Una compañía de venta de artículos de broma deslocaliza a la India el departamento de telemarketing y mandan a su manager al país asiático. La base de la serie son las gracias a costa de las diferencias culturales entre el protagonista y sus empleados, un choque que todavía no tengo claro si transitará por la ridiculización o por el ensalzamiento de la cultura americana. Si es el primer caso sería una acierto, si es el segundo todo lo contrario. Pese a que no me ha entusiasmado le daré una segunda oportunidad, puede tener cierto potencial. [Por cierto, la serie está basada en una película de idéntico título e idéntica trama: Outsourced. Habrá que verla.]
También tendrá una segunda oportunidad Running Wilde, la nueva comedia de la FOX creada por Mitchel Hurwitz y protagonizada por Will Arnett, dos de los artífices de Arrested Development. El piloto es regularcillo tirando a malo, pero con algunos gags bastante conseguidos, al igual que algunos personajes (como el chófer Domingo). Arnett interpreta a un hijo de multimillonario que no da palo al agua y que se reencuentra con su amor de juventud, una antropóloga altruista que se quedará a vivir con él con la intención de convertirlo en mejor persona.La seguiré por la capacidad cómica de Arnett y porque también aparece David Cross (Tobias Fünke en Arrested Development).
sábado, 25 de septiembre de 2010
viernes, 17 de septiembre de 2010
RESUMEN ESTIVAL (2ª PARTE): PELÍCULAS
Ayer hice un repasito a las series que he ido siguiendo durante este verano, y hoy toca hacer lo mismo pero con las películas. He pisado pocas veces las salas de cine estos meses, y cuando lo he hecho ha sido para ver algunos de los blockbusters que han poblado la cartelera. Tampoco es que haya habido mucho donde escoger.
Evidentemente no pude eludir la gran película del verano, Origen (Inception), una de las que con más ganas esperaba. Ya se ha escrito tanto sobre ella que da cierta pereza añadir algo más. A mí me gustó y me mantuvo con todos los sentidos atentos a la trama para no perderme, fue un gran entretenimiento. Ahora, no creo que sea una obra maestra (ya no digamos la mejor película de la historia, una tontería que he leído más de una vez por la blogosfera) porque más allá del juego de un sueño dentro de un sueño dentro de un sueño hay poquita sustancia: unos personajes sin motivaciones apenas, unas historias trilladas y poco interesantes, secuencias que sobran y alargan sobremanera la película (la de la nieve), etc. Eso sí, son mucho peores las otras dos pelis que vi en el cine, Predators y Los mercenarios (The Expendables), pero como tampoco no tienen grandes pretensiones uno no se lleva ningún chasco.
Mucho más interesantes fueron los mini-ciclos que me monté en casa. Primero me decidí a ver los primeros films de Michael Haneke, los únicos que me faltaban para finalizar su filmografía, que agrupó como la trilogía sobre la violencia en la sociedad moderna (como si sus posteriores películas no tratasen también sobre ella). La que más me afectó y más me gustó fue la primera, El séptimo continente (Der siebente Kontinent), basada en un suceso real sobre una familia de clase media que decide que su vida no tiene ningún sentido. Después vinieron El video de Benny (Benny's Video) y 71 fragmentos de una cronología del azar (71 Fragmente einer Chronologie des Zufalls) que me parecieron más interesantes que buenas.
Otro pase especial sobre un director que hice este verano es el que dediqué a John Hugues. No había visto ninguna de sus películas de los 80, tan míticas ellas, y había que remediarlo. Empecé con El club de los cinco (The Breakfast Club), como buen fan de Community. Disfruté mucho y entendí el porqué de la veneración a Hugues en su país. Seguí con Dieciséis velas (Sixteen Candles), Todo en un día (Ferris Bueller's Day Off) y La chica de rosa (Pretty in Pink). Al final me quedó una idea bastante precisa de lo que significaron todos estos films y cómo afectaron a toda una generación de jóvenes, además ahora entiendo más gags de Family Guy y comparto más gustos con los geeks de Freaks and Geeks.
Pero la filmografía de John Hugues no es la única que he descubierto este verano, sinó que también la de Sean Penn como director. La primera película suya que vi es la última, Hacia rutas salvajes (Into the Wild), un relato bastante amargo sobre un recién licenciado que decide abandonar su vida material y lanzarse a la aventura. En cierta manera me recordó a El séptimo continente, y a pesar del abuso de la estética videoclipera reconozco que me llegó dentro. La segunda de Penn que llegó a mis manos fue su debut, Extraño vínculo de sangre (The Indian Runner), una excelente historia sobre la relación entre dos hermanos muy distintos que está basada en la canción Highway Patrol Man del disco Nebraska de Bruce Springsteen. Viggo Mortensen realiza una interpretación soberbia.
Otra película que he disfrutado mucho estos últimos meses es, por ejemplo, una de animación de plastilina belga con un punto muy surrealista, Panique au Village, en la que un indio, un vaquero y un caballo comparten casa y montan una muy gorda en el pequeño pueblo donde viven. Es muy divertida y la recomiendo totalmente. También el último film de Polanski me gustó mucho. El escritor (The Ghostwriter) es un thriller político en la mejor línea de los años 70, con una ambientación que sumerge al espectador. Y para terminar, también vi dos películas que, pese a ser interesantes, no me han dejado mucha huella: Greenberg, con unos personajes difícilmente empatizables, y Las vidas posibles de Mr. Nobody (Mr. Nobody), demasiado pretenciosa.
Evidentemente no pude eludir la gran película del verano, Origen (Inception), una de las que con más ganas esperaba. Ya se ha escrito tanto sobre ella que da cierta pereza añadir algo más. A mí me gustó y me mantuvo con todos los sentidos atentos a la trama para no perderme, fue un gran entretenimiento. Ahora, no creo que sea una obra maestra (ya no digamos la mejor película de la historia, una tontería que he leído más de una vez por la blogosfera) porque más allá del juego de un sueño dentro de un sueño dentro de un sueño hay poquita sustancia: unos personajes sin motivaciones apenas, unas historias trilladas y poco interesantes, secuencias que sobran y alargan sobremanera la película (la de la nieve), etc. Eso sí, son mucho peores las otras dos pelis que vi en el cine, Predators y Los mercenarios (The Expendables), pero como tampoco no tienen grandes pretensiones uno no se lleva ningún chasco.
Mucho más interesantes fueron los mini-ciclos que me monté en casa. Primero me decidí a ver los primeros films de Michael Haneke, los únicos que me faltaban para finalizar su filmografía, que agrupó como la trilogía sobre la violencia en la sociedad moderna (como si sus posteriores películas no tratasen también sobre ella). La que más me afectó y más me gustó fue la primera, El séptimo continente (Der siebente Kontinent), basada en un suceso real sobre una familia de clase media que decide que su vida no tiene ningún sentido. Después vinieron El video de Benny (Benny's Video) y 71 fragmentos de una cronología del azar (71 Fragmente einer Chronologie des Zufalls) que me parecieron más interesantes que buenas.
Otro pase especial sobre un director que hice este verano es el que dediqué a John Hugues. No había visto ninguna de sus películas de los 80, tan míticas ellas, y había que remediarlo. Empecé con El club de los cinco (The Breakfast Club), como buen fan de Community. Disfruté mucho y entendí el porqué de la veneración a Hugues en su país. Seguí con Dieciséis velas (Sixteen Candles), Todo en un día (Ferris Bueller's Day Off) y La chica de rosa (Pretty in Pink). Al final me quedó una idea bastante precisa de lo que significaron todos estos films y cómo afectaron a toda una generación de jóvenes, además ahora entiendo más gags de Family Guy y comparto más gustos con los geeks de Freaks and Geeks.
Pero la filmografía de John Hugues no es la única que he descubierto este verano, sinó que también la de Sean Penn como director. La primera película suya que vi es la última, Hacia rutas salvajes (Into the Wild), un relato bastante amargo sobre un recién licenciado que decide abandonar su vida material y lanzarse a la aventura. En cierta manera me recordó a El séptimo continente, y a pesar del abuso de la estética videoclipera reconozco que me llegó dentro. La segunda de Penn que llegó a mis manos fue su debut, Extraño vínculo de sangre (The Indian Runner), una excelente historia sobre la relación entre dos hermanos muy distintos que está basada en la canción Highway Patrol Man del disco Nebraska de Bruce Springsteen. Viggo Mortensen realiza una interpretación soberbia.
Otra película que he disfrutado mucho estos últimos meses es, por ejemplo, una de animación de plastilina belga con un punto muy surrealista, Panique au Village, en la que un indio, un vaquero y un caballo comparten casa y montan una muy gorda en el pequeño pueblo donde viven. Es muy divertida y la recomiendo totalmente. También el último film de Polanski me gustó mucho. El escritor (The Ghostwriter) es un thriller político en la mejor línea de los años 70, con una ambientación que sumerge al espectador. Y para terminar, también vi dos películas que, pese a ser interesantes, no me han dejado mucha huella: Greenberg, con unos personajes difícilmente empatizables, y Las vidas posibles de Mr. Nobody (Mr. Nobody), demasiado pretenciosa.
jueves, 16 de septiembre de 2010
RESUMEN ESTIVAL (1ª PARTE): SERIES
Han pasado dos meses desde mi última entrada, demasiado tiempo. Pero como la próxima semana empiezan las nuevas temporadas del grueso de series que sigo creo que es un buen momento para recuperar la actividad en el blog, y la mejor manera de hacerlo es con un breve resumen de lo que he visto este verano.
En las series de televisión he combinado las que veo al día y se emiten en verano con otras que tenía pendientes. Como siempre, dos son los países que suministran mi parrilla: Estados Unidos y Gran Bretaña. Este verano ha sido especialmente productivo en las islas, con la habitual ventaja de la brevedad de sus temporadas. He disfrutado de manera especial con dos dramas que ya tienen confirmado su regreso en 2011: la puesta al día de Sherlock y las aventuras del torturado policía Luther, ambas sustentadas en unos personajes que encandilan y unas interpretaciones soberbias. En la parte de comedia, The IT Crowd nos enseñó su temporada más floja con un capítulo final completamente insípido (pero tampoco faltaron momentos geniales, como el incendio de Seaworld) y se estrenó Mongrels, una nueva producción a la que dediqué mi último post y cuya única pega es que todavía no han salido los subtítulos d elos últimos tres capítulos. Tras ver los cinco primeros confirmo las buenas impresiones que me dejaron los dos iniciales.
Ambientada en la Inglaterra medieval, este verano se ha emitido The Pillars of Earth, que me enganchó desde el comienzo a pesar de lo acelerado de las tramas. Sin ser una obra maestra, esta adaptación de la novela de Ken Follett es muy entretenida. Podría hacer la misma afirmación de True Blood, que concluyó su tercera temporada el pasado domingo: entretenida y poco más. Y en los últimos 3 o 4 capítulos tal vez ni eso. Comenzó la temporada acumulando excesos uno tras otro y poco a poco fue bajando el tono y se fue diluyendo en sus insustanciales tramas secundarias.
Para mí este verano fue extraño, en lo que a series se refiere, porque terminé de ver The Sopranos, seguramente una de las mejores series habidas y por haber. Era difícil rellenar el hueco dejado por estos mafiosos tras una maratón de unos cuantos meses y David Simon vino al rescate. Cuando se emitió Treme me la reservé para ver sus diez capítulos del tirón, creo que de manera acertada. Han vuelto a conseguir lo mismo que en The Wire: hacer viajar al espectador a una ciudad y sentirla como si fuese la realidad (en este caso Nueva Orleans después del Katrina), lo mismo con sus personajes. Si fuese por mí no habría segunda temporada de lo bien cerrada que queda la serie.
También acabé de ver la primera temporada de Bored to Death, que tiene algún capítulo hilarante y otros más normalitos pero que compensa ponerse con ella. Aunque sólo sea para ver a Ted Danson. Y otra serie con la que he avanzado bastante es Entourage. La empecé a la vez que The Sopranos y mi idea era ir combinando las dos, pero pronto dejé de lado a Vincent Chase y su séquito. Al final la he recuperado y ya voy por la sexta temporada (aún sin comenzar) aunque he decidido darle un descanso porque se me empezaba a hacer repetitiva.
Los lunes son el día de la AMC. Por un lado Mad Men, cuya cuarta temporada supera a sus predecesoras, por difícil que sea. Es tan completa y perfecta que no me extraña que gane una y otra vez en los Emmy porque no hay ninguna otra que le haga sombra actualmente. Rubicon, la tercera ficción producida por esta cadena americana, empezó en agosto y con su ritmo pausado va avanzando capítulo a capítulo y a mí me tiene ganado. Es un thriller político-conspiranoico muy estimulante.
Para acabar, no puedo obviar el regreso de Futurama, una serie de la que nunca llegué a enamorarme pero que ciertamente tiene algunos capítulos que alcanzan la genialidad. Sin duda el de The Prisoner of Benda es de lo mejorcito del verano y se lo recomiendo a todo el mundo, tanto si les gusta la serie como si no.
En las series de televisión he combinado las que veo al día y se emiten en verano con otras que tenía pendientes. Como siempre, dos son los países que suministran mi parrilla: Estados Unidos y Gran Bretaña. Este verano ha sido especialmente productivo en las islas, con la habitual ventaja de la brevedad de sus temporadas. He disfrutado de manera especial con dos dramas que ya tienen confirmado su regreso en 2011: la puesta al día de Sherlock y las aventuras del torturado policía Luther, ambas sustentadas en unos personajes que encandilan y unas interpretaciones soberbias. En la parte de comedia, The IT Crowd nos enseñó su temporada más floja con un capítulo final completamente insípido (pero tampoco faltaron momentos geniales, como el incendio de Seaworld) y se estrenó Mongrels, una nueva producción a la que dediqué mi último post y cuya única pega es que todavía no han salido los subtítulos d elos últimos tres capítulos. Tras ver los cinco primeros confirmo las buenas impresiones que me dejaron los dos iniciales.
Ambientada en la Inglaterra medieval, este verano se ha emitido The Pillars of Earth, que me enganchó desde el comienzo a pesar de lo acelerado de las tramas. Sin ser una obra maestra, esta adaptación de la novela de Ken Follett es muy entretenida. Podría hacer la misma afirmación de True Blood, que concluyó su tercera temporada el pasado domingo: entretenida y poco más. Y en los últimos 3 o 4 capítulos tal vez ni eso. Comenzó la temporada acumulando excesos uno tras otro y poco a poco fue bajando el tono y se fue diluyendo en sus insustanciales tramas secundarias.
Para mí este verano fue extraño, en lo que a series se refiere, porque terminé de ver The Sopranos, seguramente una de las mejores series habidas y por haber. Era difícil rellenar el hueco dejado por estos mafiosos tras una maratón de unos cuantos meses y David Simon vino al rescate. Cuando se emitió Treme me la reservé para ver sus diez capítulos del tirón, creo que de manera acertada. Han vuelto a conseguir lo mismo que en The Wire: hacer viajar al espectador a una ciudad y sentirla como si fuese la realidad (en este caso Nueva Orleans después del Katrina), lo mismo con sus personajes. Si fuese por mí no habría segunda temporada de lo bien cerrada que queda la serie.
También acabé de ver la primera temporada de Bored to Death, que tiene algún capítulo hilarante y otros más normalitos pero que compensa ponerse con ella. Aunque sólo sea para ver a Ted Danson. Y otra serie con la que he avanzado bastante es Entourage. La empecé a la vez que The Sopranos y mi idea era ir combinando las dos, pero pronto dejé de lado a Vincent Chase y su séquito. Al final la he recuperado y ya voy por la sexta temporada (aún sin comenzar) aunque he decidido darle un descanso porque se me empezaba a hacer repetitiva.
Los lunes son el día de la AMC. Por un lado Mad Men, cuya cuarta temporada supera a sus predecesoras, por difícil que sea. Es tan completa y perfecta que no me extraña que gane una y otra vez en los Emmy porque no hay ninguna otra que le haga sombra actualmente. Rubicon, la tercera ficción producida por esta cadena americana, empezó en agosto y con su ritmo pausado va avanzando capítulo a capítulo y a mí me tiene ganado. Es un thriller político-conspiranoico muy estimulante.
Para acabar, no puedo obviar el regreso de Futurama, una serie de la que nunca llegué a enamorarme pero que ciertamente tiene algunos capítulos que alcanzan la genialidad. Sin duda el de The Prisoner of Benda es de lo mejorcito del verano y se lo recomiendo a todo el mundo, tanto si les gusta la serie como si no.
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martes, 13 de julio de 2010
MONGRELS: MARIONETAS Y HUMOR GAMBERRO
Mongrels es una comedia estrenada por la BBC a finales de junio y protagonizada por un zorro, una perra, un gato y una paloma que se encuentran en el patio trasero de un pub de Londres donde se cuentan sus aventuras. Estos callejeros (que sería la traducción al castellano de mongrels) son interpretados por marionetas, aunque comparten escena con personas de carne y hueso a menudo. Fue vendida como un cruce entre Avenue Q (una especie de Barrio sésamo musical para adultos que ya estoy tardando en buscar y descargar) y Family Guy. La semilla de la serie de Seth MacFarlane no es para nada gratuita, ya que utiliza elementos tan propios de ella como los flashbacks insertados en mitad de una escena. Para hacerse una idea, y empezar a mearse de la risa, valga el siguiente ejemplo:
Evidentemente, en el vídeo anterior queda claro que a pesar de las marionetas el público al que va destinada Mongrels es a los adultos amantes de cierto humor gamberro. La falta de subtítulos (sólo los hay del piloto) me forzó a intentar su visionado a pelo pero el bloody acento británico se me atraviesa y me pierdo la mitad de los gags así que decidí para y esperar. Pero sí me quedé con las tramas de su segundo capítulo, y no son otras que: un perro se enamora de la perra protagonista al oler una mierda suya, el gato se intenta desengachar de una planta adictiva, el hermano del zorro se come a sus crías y la paloma recibe la visita de una antigua amistad que se ha convertido en fanático religioso. ¿No os parece maravilloso? Incluso dan pie a momentos musicales como éste:
Otro aspecto en el que han acertado de lleno es en la actitud de los animales. Por una parte nos los presentan humanizados ya que hablan entre ellos y tienen sentimientos (eso sí, con los humanos no se entienden hablando), pero sin perder sus comportamientos animales. Así que la paloma se da de hostias con la ventana una y otra vez al intentar salir de ella o la perra enloquece ante una pelotita. O podemos ver por qué ladran los perros:
Me siento lo suficientemente valiente para aventurar, tras ver sólo un capítulo y medio, que estamos ante una de las sorpresas más agradables del verano. Ahora sólo falta un poco más de difusión y que vayan apareciendo los subtítulos para que podamos seguir disfrutando de Mongrels.
Evidentemente, en el vídeo anterior queda claro que a pesar de las marionetas el público al que va destinada Mongrels es a los adultos amantes de cierto humor gamberro. La falta de subtítulos (sólo los hay del piloto) me forzó a intentar su visionado a pelo pero el bloody acento británico se me atraviesa y me pierdo la mitad de los gags así que decidí para y esperar. Pero sí me quedé con las tramas de su segundo capítulo, y no son otras que: un perro se enamora de la perra protagonista al oler una mierda suya, el gato se intenta desengachar de una planta adictiva, el hermano del zorro se come a sus crías y la paloma recibe la visita de una antigua amistad que se ha convertido en fanático religioso. ¿No os parece maravilloso? Incluso dan pie a momentos musicales como éste:
Otro aspecto en el que han acertado de lleno es en la actitud de los animales. Por una parte nos los presentan humanizados ya que hablan entre ellos y tienen sentimientos (eso sí, con los humanos no se entienden hablando), pero sin perder sus comportamientos animales. Así que la paloma se da de hostias con la ventana una y otra vez al intentar salir de ella o la perra enloquece ante una pelotita. O podemos ver por qué ladran los perros:
Me siento lo suficientemente valiente para aventurar, tras ver sólo un capítulo y medio, que estamos ante una de las sorpresas más agradables del verano. Ahora sólo falta un poco más de difusión y que vayan apareciendo los subtítulos para que podamos seguir disfrutando de Mongrels.
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